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ALEJANDRÍA Y QUIMBAYA

El pasado 27 de febrero falleció en Quimbaya el historiador Luis Ariel Granada Agudelo, cuyos investigaciones y apuntes históricos sobre Quimbaya develaron con su exquisita pluma, los más relevantes y anecdóticos hechos políticos, sociales, económicos y religiosos que antecedieron y sucedieron al 1º de agosto de 1914, fecha en la que celebramos la fundación del corregimiento de Alejandría.


Como un merecido homenaje póstumo por sus invaluables aportes, Generación 100 reproduce hoy 1º de agosto de 2019, en el marco de la celebración de nuestro aniversario 105, uno de sus artículos, publicado en la edición Nº5 de Generación 100 (Edición Especial sobre el Centenario de Quimbaya, el 1º de agosto de 2014).


Luis Ariel Granada Agudelo

Publicación Post mortem auctoris (p. m. a.).


ALEJANDRÍA Y QUIMBAYA


Por: Ariel Granada Agudelo.


Las fondas establecidas a la vera de los caminos en las regiones recién colonizadas eran, ante todo, centros de intercambio social donde se debatía sobre lo divino y lo humano. La más característica de La Soledad, vereda de Filandia, fue la manejada por Juan de Dios Buitrago. Estuvo donde hoy funciona el depósito de John Libio Londoño, frente al Edificio del Café (Actual edificio del Comité de Cafeteros). Es icónica para los coterráneos de cepa porque en su penumbroso recinto se gestó la fundación de Alejandría, antecesora de Quimbaya.


Desde 1912 los colonos empezaron a discurrir sobre la conveniencia de establecer un centro de acopio y mercadeo equidistante de Filandia, Cartago y Pereira, pueblos con los que comerciaban en condiciones muy difíciles debido a la precariedad de los caminos. Cabe anotar que la primera carretera (Armenia-Quimbaya) se construyó en 1934 y el tramo Quimbaya-San Felipe en 1938. Esta grave dificultad fue móvil para exigir la corregiduría; otro, las ambiciones de notables foráneos –la mayoría filandeños- con importantes intereses políticos y económicos en La Soledad.


Tras muchos conciliábulos se llegó al miércoles 27 de abril de 1914, cuando se congregaron los soledeños con Ricardo Echeverri H., Francisco Arias G., Pedro M. González, Luis Ma. Obando, Pedro A. Mejía G., José Ma. González S. y Jesús Jaramillo, vecinos de Montenegro; Vicencio Upegui G., de Manizales; Santiago Londoño y Víctor M. Grajales, de Armenia; Mateo Bernal, Demetrio Salazar; Jesús, Rafael y Francisco Montoya y otros, de Filandia; para atender una propuesta de Ricardo Echeverri encaminada a sentar las bases fundamentales “del pueblo de La Soledad”.


Aprobada la proposición del señor Echeverri se procedió a elegir la directiva de la Junta Pobladora de La Soledad, que por votación unánime se integró así: Ricardo Echeverri H., presidente; Jesús Ma. Hernández V., vicepresidente; José J. Gutiérrez, tesorero; José I. Gutiérrez, vocal y Rafael Arredondo, secretario. En sesión del siguiente día se decidió contratar al topógrafo Miguel A. Varón R. para el trazado del pueblo y la delimitación de 55 lotes, cinco de ellos destinados a edificios públicos. El profesional cobró diez mil pesos papel moneda por el trazado y dos pesos oro por la demarcación, estos a cargo de los propietarios. Un peso oro equivalía a 100 pesos papel.


En la mañana del viernes 27 de mayo de 1914 se presentó en la fonda histórica el notario de Filandia, Félix Mejía, para protocolizar la Escritura Nº 155 mediante la cual Luis Ma. Ocampo “da en venta real y enajenación perpetua (…) unas mejoras en baldíos de la Nación” al pleno de la Sociedad Pobladora de Alejandría “con el fin de fundar una población”. El nuevo toponímico fue sugerido por el topógrafo Varón. Como testigos de ley actuaron los filandeños Luis E. Echeverri G. y Esmaragdo López. A partir de ese momento se inició una enconada campaña en procura de lograr la institucionalización de la corregiduría.


Inicia la empresa Ignacio Gutiérrez cuando envía un petitorio al Concejo de Filandia -avalado por decenas de firmas- el 26 de julio de 1914, en el cual pormenoriza “la necesidad y la conveniencia” de erigir La Soledad a la categoría de corregimiento, informa que los colonos ya habían levantado casa destinada a corregiduría, solicita el traslado del corregimiento de Pueblo Rico al flamante pueblo y urge solución al problema. El Concejo filandeño creó el corregimiento de Pueblo Rico mediante Acuerdo Nº 4 expedido el 4 de febrero de 1914, ante la amenaza de sus habitantes de incorporarse a Montenegro.


El topógrafo Varón, el más culto y recursivo del equipo fundador, gozaba de amplio y merecido prestigio logrado en la comarca quindiana por diversos trabajos en Filandia, Montenegro, Tebaida y Armenia. Seguro de eso, también se dirigió al Concejo en el mismo sentido del señor Gutiérrez, y agregó: “Yo respondo de su importancia, respondo de su prosperidad, respondo por la oficina del señor corregidor.” Un fuerte grupo de presión lo encabezaron el padre Francisco de Paula Montoya, párroco de Filandia y Mateo Bernal, concejal del Municipio; ambos con propiedades en La Soledad.


En resolución, tras muchos dimes y diretes el Concejo de Filandia expidió el Acuerdo Nº 15 del 27 de julio de 1914 que fijó su vigencia por el término de seis meses “a contar del 1º del mes entrante en adelante” o sea, a partir del 1º de agosto de 1914: fecha onomástica de fundación. Al ir a revisión el Acuerdo por la Oficina Jurídica Departamental, el gobernador de Caldas: José Ignacio Villegas determinó que no se justificaba la restricción de vigencia a seis meses, si de veras respondía a una necesidad y obligó al Concejo a poner las cosas en su sitio. Los límites del predio fijados en el Acuerdo corresponden hoy, aproximadamente, a este circuito: por la calle 11 se parte desde la quebrada Buenavista hacia el norte hasta la carrera 8ª y ésta se sigue hasta la calle 18, donde se vira al sur hasta encontrar la Buenavista, y se continúa quebrada arriba hasta el punto de partida.


En el curso de los ocho años siguientes se presentaron múltiples desencuentros entre Alejandría y Filandia. Y se hizo perentorio que el corregimiento se elevara a municipio. Vino entonces una lucha ciertamente feroz entre la cabecera y su fracción administrativa rebelde. Filandia se resistió a prescindir de su joya de la Corona, llegó incluso a ofrecer la entrega territorial de Pueblo Rico a Montenegro, con el fin de menguar las condiciones legales exigibles al corregimiento para ser municipio.


Como estamos celebrando los cien años de fundación (sic) y no de erección a municipio, prescindimos de entrar en detalles sobre tan importante episodio. Apenas reseñamos que Alejandría asumió el estatus municipal mediante la Ordenanza Nº 26 promulgada el 5 de abril de 1922, que entró en vigor a partir de julio 1º del mismo año. Fue sancionada sin reservas por el gobernador de Caldas: Pompilio Gutiérrez. Y una anécdota final: Al momento de asignar nombre al nuevo municipio se barajaron Nueva Alejandría, Andalucía y Lorena, pero el diputado Carlos Jaramillo Isaza con certero criterio impuso el de Quimbaya, fundamentado en que respondía a razones históricas, castizas y terrígenas con mucha más raigambre nativa que los toponímicos propuestos, todos de origen extranjero.


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